1. El paradigma
semiótico
La semiótica es un
campo de estudio, una metodología de análisis y una estrategia crítica. Lo que
ha llevado a la situación actual de este complejo de matrices conceptuales, que
llamamos por comodidad "semiótica", comenzó hace dos mil quinientos
años atrás en la India y la Antigua Grecia, como una indagación en el
conocimiento, en el lenguaje y en la problemática específica de los signos.
La semiótica tuvo una
fundación presocrática y una continuidad durante el período medieval.
Posteriormente, la semiótica moderna se autonomiza cada vez más, en una
problemática de la definición y clasificación de los signos, hasta llegar a un
renacimiento generalizado en el ámbito académico. Esta renovación, a comienzos
del siglo XX, de la actitud semiótica, la deja así establecida, como una
disciplina, como un campo de estudio y como un método de análisis, y la hace
emerger como la conciencia de todas las ciencias, como una metateoría, que se
basa inicialmente en estudios del lenguaje y la comunicación.
Se constituyen así
dos métodos, dos léxicos: uno inglés, uno francés; uno se debe a Ferdinand de
Saussure, y otro, a Charles Peirce. Esos dos modelos, uno europeo y otro
norteamericano, son dos matrices a partir de las cuales se constituye durante
el siglo XX un diálogo entre estas dos tradiciones. La crítica hacia la teoría
del signo establecida por Jacques Derrida ha tendido a frenar consistentemente
la tendencia semiológica, de Saussure en adelante, y en cambio se ha consolidado
la tendencia semiótica, con la figura central de Peirce y las derivaciones
teóricas de sus escritos.
La semiótica
contemporánea está constituida por la semiótica francesa, de Roland Barthes,
Julia Kristeva, Georges Mounin, Pierre de Girau,Tzvetan Todorov, Algirdas
Greimas; por la semiótica italiana de Umberto Eco y Cesare Segre; la semiótica
estadounidense de Charles Morris y Thomas Sebeok; la semiótica inglesa de
Jonathan Culler y John Deely; la semiótica rusa de Roman Jakobson y Juri
Lotman; y la semiótica alemana de Max Bense, entre otros.
Estas diversas
tradiciones se van gradualmente constituyendo con léxicos a veces bastante
diferenciados. Estas diferentes terminologías requieren ser procesadas,
mediante un programa analítico ordenador, que permita establecer un estado del
arte. Para considerar el estado actual hay que tener también una mirada
sociocultural de la organización que los semióticos se han dado, esto es, la
Asociación Internacional de Estudios Semióticos, presidida por Roland Postner,
y que es la oficina central que reúne todos los que integran la mayor parte de
los estudios semióticos en el mundo. Esta asociación fue fundada en 1969, en
París, con la participación de Roland Barthes, Algirdas Greimas, Roman
Jakobson, Julia Kristeva, Emil Benveniste, Thomas Sebeok y Juri Lotman. Las
funciones u objetivos que se diseñó la Asociación fueron, primero, promover las
investigaciones semióticas con un espíritu científico; segundo, incentivar la
cooperación internacional en este campo; tercero, colaborar con las otras
Asociaciones similares; cuarto, organizar coloquios nacionales e
internacionales de semiótica y quinto, publicar una revista internacional, una
publicación seriada llamada Semiótica.
En este momento la
Asociación cuenta con más o menos mil integrantes de todos los continentes,
provenientes de treinta y ocho países. Tiene tres presidentes honorarios:
Umberto Eco, Cesare Segre y Jerzy Pelc.
Las discusiones
recientes de los semióticos tienen que ver con el intento de aclarar los objetivos
de las tareas semióticas y confeccionar un panorama acerca de cuáles son las
investigaciones en curso. Cuando se comienzan a realizar, hacia 1964, los
primeros Congresos de Semiótica, se ve como una tarea principal el hecho de
verificar la existencia de la disciplina, estudiar su historia y tratar de
encontrar una metodología unificada. Esta problemática continuó posteriormente,
con la cuestión metodológica acerca de la diversidad y la unificación, en los
diversos congresos internacionales posteriores.
Diez años más tarde,
en 1984, por ejemplo, en un Congreso de Semiótica, en Palermo, hubo un intento
de redefinición de la semiótica con relación a los campos contiguos,
focalizándose especialmente la semiótica teórica, la historia de la semiótica,
la semiótica y las humanidades y la semiótica y las ciencias naturales.
2. La unidad de lo
plural
La semiótica se va
viendo cada vez más como un espacio de los seres humanos y los signos. Estos
signos se dan en una gran diversidad y al mismo tiempo en una gran síntesis.
Los seres humanos están permanentemente introduciendo nuevos tipos de signos y
en esto está lo esencial de la definición de lo que es la cultura humana.
La Asociación ha
establecido un conjunto de actividades que desea realizar: el incremento de
nuevos programas para la enseñanza de la semiótica en las diversas
instituciones educacionales, esencialmente universidades; enfatizar la
cooperación internacional, incentivar la perspectiva comparativista, una
energética integración, una sinergética fusión entre la semiótica y las
disciplinas más cercanas vinculadas a la investigación en la comunicación, las
ciencias cognitivas, la pragmática, la teoría de los discursos, la
hermenéutica, la estética, la teoría de la cultura, etc.
La Semiótica es una
ciencia eje que ha mostrado su habilidad para dialogar interdisciplinariamente
con otras disciplinas de campos cercanos. Esta función interdialogal es
esencial, porque demuestra que es capaz de constituir una teoría del signo
básica, que puede servir a una función integracional entre lingüistas, teóricos
literarios, antropólogos, estudiosos de la comunicación, matemáticos, biólogos,
físicos, artistas, sociólogos, filósofos, en una fórmula integradora de lo real
que ayude a planificar la relación entre el hombre y la naturaleza, entre el
caos y el orden, en la situación de crisis en que se encuentra el ser humano el
día de hoy.
El sexto Congreso
Internacional de la Asociación Internacional de Estudios Semióticos se realizó
en Guadalajara, México, del 13 al 18 de Julio de 1997. El tema fue "La
semiótica, intersección entre la naturaleza y la cultura".
Hubo una serie de
planteamientos en torno a la relación entre naturaleza y cultura:la naturaleza es entendida como estado silvestre,
informe e incomprensible, versus la naturaleza como ecosistema, como nicho
ecológico.
la naturaleza como condición salvaje, versus la
cultura como artificio y alejamiento de la condición salvaje.
la post-modernidad como expresión de latidos profundos,
aperturas y transparencias, versus lo clásico como cultura, arbitraria y
artificial.
la oposición entre ciencias de la naturaleza y
ciencias humanas, conocimiento de la realidad natural y conocimiento de los conocimientos versus las
ciencias de lo artificial, el conocimiento proyectivo, la proyección del
observador en lo observado.
las marcas del cuerpo, síntomas y signos versus el
cuerpo perdido y su paraíso terrenal.
la consistencia del signo, forma y sustancia versus el signo
como sustituto de la cosa, presencia y ausencia de la naturaleza.
el discurso político como discurso objetivo y
científico versus el discurso político como discurso polifónico.
La semiótica es una
liberación de la filosofía moderna inspirada en el conocimiento del lenguaje
humano y la percepción acompañada por la apreciación de la semiosis y los
procesos de significación que se incorporan al universo humano y al físico.
También tiene la semiótica la convicción de que todos los fenómenos sociales y
culturales tienen significado. La semiótica se propone como un proceso de
comprensión de la experiencia humana misma mediada a través de signos, la
semiótica podrá establecer afirmaciones acerca de los modelos del mundo
apuntando de esta manera a la relación entre los métodos de indagación y las
estructuras del ser.
La semiótica es un
intercambio de mensajes que producen significación. El mensaje es un signo o un
conjunto de signos. Los seres humanos no son los únicos que establecen
mensajes, pero son los únicos mamíferos que tienen mensajes verbales y que
proceden mediante procesos de transacción y contrato que unen a las fuentes y
al destino, al emisor y al receptor, en un proceso de transmisión, circulación
y recepción de signos. Los seres vivos están unidos por una serie de canales
simultáneos, que son sucesiones que trasladan, remiten y hacen circular
información, es decir, signos.
La semiótica es una
empresa multidisciplinaria unificadora de líneas de pensamiento que enfocan
distintos tipos de estructuras, desde el punto de vista de la doctrina de los
signos, y también es una filosofía de la mente. La cognición para la semiótica
es un tipo de semiosis. En las tres últimas generaciones, en el último siglo,
la semiótica ha tenido un gran desarrollo, y se ha concluido en que primero el
ser humano tuvo una imaginación simbólica en su historia, luego una imaginación
emblemática y finalmente ahora una imaginación semiótica.
En cierto modo, la
semiótica implica una relectura de toda la tradición occidental con respecto a
la ciencia y a la filosofía del conocimiento, partiendo de la interrelación de
la afirmación de que el lenguaje explica al mundo y que el mundo explica al
lenguaje. Hay una orientación universalista de la semiótica; las relaciónes
entre la lingüística, la semiótica, y otros campos son siempre interrogadas.
La semiosis es parte
de la vida misma; y la semiótica está actualmente concentrada en la semiosis y
en todo aquello que tenga que ver con las teorías de los signos particulares o
con una semiótica general.
Todo lo que se hace
es semiótico. Hay una gran emanación de semiosis, un sistema simbólico
generalizado, una semiósfera en la cual vive el ser humano. Los seres humanos
se comunican por signos y símbolos y entre los signos y símbolos lo único que
hay son objetos o personas. La semiosis es siempre una relación y una
negociación entre el yo, el tú, y el ellos, entre el yo y sí mismo, y esto es
una gran empresa.
3. La conciencia
semiótica
Hay semiótica pura,
semiótica aplicada, semiótica descriptiva, semiótica histórica, semiótica
filosófica y la semiosis se manifiesta en los negocios, la educación, las
leyes, la medicina, resolviendo diferentes tipos de problemas. El propio Peirce
se dio cuenta de las proyecciones prácticas cuando dijo que el significado de
los mensajes son las reacciones que provocan en los receptores. Si la ciencia
es un conjunto de signos, la semiótica tiene una actitud ecuménica, cercana a
la teoría general de sistemas, con un carácter siempre crítico que le permite
desconstruir la ilusión tratando de mostrar los mecanismos de ocultamiento
discursivo.
La semiótica tiende a
afirmar que la conciencia precede al ser, que la ideología, la semiótica, los
sistemas de signos crean al mundo real.
La semiótica es
actualmente un proceso de interrelaciones intelectuales y académicas, muy rico,
entre Europa y Norteamérica, donde se producen confluencias y confrontaciones
entre diferentes tendencias. La idea básica es que los signos producen signos y
que en la interrelación entre máquina y hombre, hombre y máquina, hombre y
hombre, y máquina y máquina, siempre hay procesos de significación.
Las semióticas
podrían ser clasificadas en semióticas de los signos, de los códigos y de la
significación. Según su condición actual se podrían también clasificar en
semióticas metafóricas o metonímicas.
Por otro lado, está
la teoría de las prácticas significantes, de la semiosis como proceso,
entendiendo que la semiótica debe ser el estudio de la producción de la
significación y no tanto del producto signo. En todo caso, la semiótica implica
una refundación global del saber, al tener conciencia de la producción,
circulación y consumo de los modelos de las prácticas significantes y los
problemas que esto presenta como apertura teórica.
Incluso la semiótica
llega a preguntarse si hay una significación fuera de la subjetividad y en la
búsqueda de la lógica de la producción y recepción de los sistemas
significantes se llega incluso a la propia contradicción. Finalmente, en los
últimos años, lo que ha habido es una tendencia y una derivación y
deslizamiento del signo hacia el significante, en oposición a todo lo
anteriormente acumulado en relación al significado.
Para mostrar
realmente el estado del arte de una disciplina tan compleja como la semiótica,
hay que recurrir a mecanismos enumeradores y panorámicos que al mismo tiempo de
presentar una dimensión cuantitativa, agregan una dimensión cualitativa, a
partir de los contenidos de los significados presentados.
Si se tuviera que
escribir un libro sobre la semiótica hoy en día o construir un documento
sintético sobre la situación de la semiótica y su estado de arte, habría que
comenzar hablando, introductoriamente, acerca de los estudios de lenguaje,
teoría de la literatura y la lingüística del siglo XX.
En segundo lugar,
habría que discutir acerca de la problematización del dilema de la semiótica,
(campo o disciplina) y ver también los métodos de análisis teóricos en ascenso
al día de hoy. Así se llega a un plano acerca de la pregunta sobre el
enraizamiento de lo semiótico y lo moderno, y el sentido de lo semiótico y lo
post-moderno.
Por otro lado,
también el intento de percibir la estructura de lo cultural, sus diversas
funciones, y cómo el texto cultural es la unidad de funcionamiento dentro de la
cultura, ha generado teorías de la transtextualidad, que son fundamentales para
comprender la situación de los signos y su desenvolvimiento en los textos
escritos y prácticos. Esto implica sacar, erradicar la significación de los
signos mismos y ponerla en el conjunto de relaciones con otros signos
contextuales de sistemas previos, de textos previos de otros códigos. Esta es
una gran tendencia importante dentro de la semiótica contemporánea, sin
embargo, el problema de la significación, más que el problema de la teoría del
signo en sí mismo, sigue estando en el centro de la escena teórico-conceptual,
lo cual sin duda alguna implica darle mucha relevancia a los problemas
epistemológicos, a la idea de la construcción del conocimiento semiótico, al
sentido de la semiótica, entendida como una conciencia semiótica, que se
difunde y por cierto a todos los procedimientos "meta", como el
metalenguaje, la metacognición, la meta-teoría, es decir, la necesaria doble
conciencia científica acerca del proceso que se está relacionando, y del
desdoblamiento del propio analista para poder analizar de mejor manera el
procedimiento que se está realizando.
De los presocráticos
al racionalismo, al renacimiento, hay una línea continua de ascenso de los
métodos de análisis basados en el lenguaje y en la significación; y en la
expansión de una proto-actitud científica que culmina con una calificación
acerca de la relación cognoscitiva, factual y pragmática, entre el sujeto y el
objeto.
4. La modernización
semiótica
Para poder avanzar en
esta comprensión del estado actual de la semiótica, también hay que tener
conciencia de las tendencias que la componen, y acerca de la semiótica del
siglo XX, de acuerdo a la producción, al intercambio, o la recepción del signo,
es decir, hay que organizar todas las semióticas o clasificarlas
taxonómicamente dentro de estos tres rubros: primero, las semióticas que
enfatizan la producción, segundo, las que destacan la acumulación o
interrelación y finalmente, las semióticas que se refieren a la recepción y
consumo de los signos.
También es importante
un problema actual, que tiene que ver con la definición del método semiótico;
para ello hay una serie de elementos que han surgido en el campo de la teoría
literaria y en la teoría de la recepción, específicamente, y en la
fenomenología de la lectura y la hermeneútica, que pueden ser de mucha
utilidad, como así mismo descripciones textuales y materialistas centradas en
la concepción de la ideología.
La semiótica no puede
abandonar el cuestionamiento del signo en el seno de la vida social, como lo
establecía Saussure, y no puede tampoco abandonar una metateoría en la cual la
propia semiótica está evaluando, autocontemplando, reelaborando y relacionando
sistemática y críticamente sus propios métodos.
Una manera de
sintetizar la pluralidad de elementos que componen el campo semiótico sería el
restringirse a la visión de Barthes de Elementos de semiología,
del año 1964, donde se establecen cuatro grandes parejas de conceptos como
parte del estudio semiológico: la relación entre lengua y habla, significante y
significado, denotación y connotación y paradigma y sintagma.
De todas estas
nociones, las de paradigma y sintagma, en lo que tiene que ver con la sintaxis
semiótica y el problema de la denotación y la connotación, en lo que atañe a la
semántica de la semiótica, siguen siendo conglomerados y constelaciones de
signos centrales como problemáticas todavía vigentes que no se pueden ignorar.
La cuestión de lengua y habla ha tenido otras reformulaciones y una menor
vigencia, y permanece también como importante la oposición y complementación
entre significante y significado, que aún no es posible de desconstruir
totalmente, al parecer.
Una visión del estado
del arte de la semiótica tiene que referirse a cómo son definidos el lenguaje
como sistema de signos, la literatura como sistema de signos codificados o
connotativos, y la teoría literaria como metalenguaje o meta-metalenguaje. Se
trata de que en la semiótica actualmente se ha hecho una definición de la
importancia de los códigos en el proceso de significación y se intenta ver la
mímesis y la semiosis, en una diversidad de campos donde es posible aplicar
estas nociones, como por ejemplo, en el drama, en lo audiovisual, en la ciudad,
en el texto. Muchas relaciones semióticas están vinculadas a la problemática de
la diégesis o relato, a la escritura, al texto, como cruce de códigos y a la
comprensión de la ideología como un sistema de signos.
Se procede en estos
días a una revisión de la estructura de los signos, a una revisión de la
clasificación de los signos, para entrar más directamente a la problemática más
central, es decir, la situación de los signos al interior del código. Así será
posible ver si se puede establecer una proyección o un canal de contacto con la
hermenéutica, que ayude a definir la estructura propia de la semiótica como campo
y su tipología.
Esto también lleva,
por otro lado, a la semiótica a vincularse a la emergencia y relevancia de las
teorías del discurso, lo cual naturalmente permitirá una vinculación con las
teorías de la telemática e informática posteriores. En este sentido, puede
visualizarse el estado de arte de la semiótica como una teoría que se prepara
para servir de puente y como construcción conceptual que generará estrategias
para la unificación con todo lo que tenga que ver con el conocimiento,
informática y los signos en el futuro.
Hoy día el semiótico
es un hermeneuta, un interesado en los signos, pero también un descifrador de
ellos, y lo central para él sigue siendo la producción social del significado,
cómo se realiza esto, cómo se procede a la generación de los sentidos, qué pasa
con la circulación de los sentidos, y cómo la semiótica de la cultura y la
semiótica de los textos culturales debe entender todo el proceso comunicativo
que hay de los signos hasta concluir en la recepción y el consumo, y comprender
cómo la práctica social de la semiótica no es sólo el consumo, sino que también
la producción, lo cual llevará a postular siempre al ser humano como creador de
los textos, como creador de sentido, como creador de significación.
5. Catalogación de
sistemas semióticos
Como planteó Charles
Morris, la semiótica estaría constituida por una sintaxis, una semántica y una
pragmática; esto es, por una sintaxis que estudiase los procesos de
combinación, de selección de los signos en las unidades de los sintagmas; más
una semántica que se preocupa de los aspectos del significado del signo; y
además, una pragmática, es decir, un aspecto en el que el signo fuese visto en
relación con los usuarios, con el emisor y el receptor del signo. Todas las
semióticas parecen hoy día acercarse a alguno de estos aspectos, incluidos
todos en un cierto grado mayor o menor.
Como situación
temática actual habría que mencionar la tendencia a ubicar la semiótica dentro
de las ciencias de la vida, de la biología, esencialmente, y a poner también
todo el lenguaje dentro de una actividad neuro-biológica. Esta ha sido la
propuesta de Thomas Sebeok, esencialmente. Por otro lado, hay una tendencia
informática, telemática, que busca los acercamientos sobre los temas de los
signos y su manifestación en procesamiento en distintas máquinas.
A la idea de Saussure
del signo que se estudia como compuesto por el significado y el significante,
se agrega la idea de Peirce, según la cual hay un triángulo, tres componentes,
que son el objeto, el signo y el interpretante, entendido el interpretante como
el signo que recibe al signo que interpreta; ese triángulo, esa tricotomía, es
la que supera la bidimensionalidad de Saussure.
Las semióticas
actuales distinguen entre una zoosemiótica, por un lado, un sistema de
significación en el mundo animal y una fitosemiótica relacionada con la
significación de las plantas y de los hongos. Estos no serían mensajes
verbales, en oposición a una expresividad semiótica por parte del ser humano a
través de mensajes verbales. También dentro de la semiótica y su estado actual
se encuentra el modelo de comunicación desarrollado y sistematizado por
Jakobson, en 1959, en Lingüística y poética.
Se contiene aquí un
proceso comunicativo que distingue seis elementos clásicos: la fuente o emisor,
el código, el mensaje, el canal, el contexto y el destinatario, del cual se
desprenden las funciones correspondientes : expresiva, metalingüística,
poética, referencial, fática y conativa.
Este sigue siendo un
modelo en ejercicio, a veces los análisis están centrados en algunas partes o
en algunos componentes, dando énfasis a una de las relaciones, y por cierto que
la idea del significante con el significado integrado como signo sigue siendo
una idea perenne y continua. El signo es así diferenciado del ícono, del índice
y del símbolo, de la señal, del síntoma y del nombre, según diversas
investigaciones.
Mucha atención ha
llamado últimamente la cuestión de lo que Peirce quiso definir como la primariedad,
la secundariedad y la terceriedad; el sistema de la nada podría corresponder a
la primariedad, el del caos podría corresponder a la secundariedad y el del
orden a la terceriedad, según algunas propuestas. Sin embargo, esta
significación no es compartida por todos.
También en el estado
del arte de la semiótica habría que considerar la endosemiótica, los sistemas
endosemióticos, que son los códigos genéticos e inmunológicos, metabólicos,
neurológicos, que hay en el sujeto.
6. Semiótica de los discursos
literarios
De acuerdo a la
semiótica, habría que localizar el área literaria en un sector predominante
dentro de lo simbólico; el análisis del texto literario todavía sigue
apareciendo como un plano de la expresión, del significante, del discurso y
también en el plano del contenido, de la historia, del significado,
estableciéndose diversos tipos de relación entre ambas series.
La semiótica,
obviamente, ve los procesos de significación como radicados en el lenguaje y se
produce en consecuencia la necesidad de la exploración de las reglas y códigos
que crean el sentido textual, deteniéndose especialmente en las relaciones
sintagmáticas y paradigmáticas, en las constelaciones de los signos. Esto
concluye entendiendo a la obra literaria como una directa yuxtaposición de
códigos y sub-sistemas de signos, estableciéndose así la teoría de la
intertextualidad como fundamento de la historia literaria.
Así vista, la
semiótica en su estado actual consiste en una preocupación constante por lo
simbólico y los procesos de creación de sentido, donde los textos son modelos
para las unidades dinámicas que se producen en los procesos de significación,
donde la literatura se entiende como producción de signos y conjunto de
códigos, a la vez, no solamente con un predominio del mensaje, y donde los
términos de comprensión están muy relacionados a un eje central de denotación y
connotación, que proporciona modelos y modos de significación textual y no
textual.
Así, la semiótica
está preocupada de los discursos como estructuras pragmáticas que implican una
respuesta del interlocutor, a veces de índole estética. Esto lo hace dentro del
marco de una teoría de la cultura, de la consideración de la semiosis y de los
importantes aspectos semióticos de la literatura.
Esto lleva, en
realidad, a hablar de la literatura como una producción social de sentido; como
procesos y contratos de transacciones intersubjetivas, a través del objeto de
lectura, produciéndose en la composición y en el consumo del texto literario
una fuerte interacción entre signos, textos, discursos, códigos y sujetos, de
acuerdo a la semiótica.
De una manera más
especifica, podría decirse que la semiótica en lo teórico-literario consiste en
una aproximación al texto literario definido como conjunto de signos o como un
solo signo, también caracterizado por ser parte de un proceso de significación,
es decir, por ser un componente dinámico dentro de un sistema de significación
y comunicación.
Como se percibe hoy
día, la semiótica se preocupa, primero, de la estructura de los signos, de sus
aspectos componentes, de sus dos caras y también de los problemas de la
clasificación de los signos en tres, nueve u ochenta y unas categorías
diferentes, de acuerdo a Peirce. Luego, entraron a la escena teórica, ya en la
segunda mitad del siglo XX, los problemas de la significación como principales
y finalmente, la primacía del código dentro de todo el conjunto de los seis
componentes del proceso comunicativo, en el esquema clásico de Jakobson.
Marcel Danesi, al
presentar a Sebeok, en el libro de este último titulado Signos: Una
Introducción a la Semiótica establece que los signos son la base del
pensamiento humano y que sus orígenes datan de Hipócrates en el ámbito de la
sintomatología y semiótica médica. Confirma también Danesi la importancia del
interpretante en el proceso de semiosis, gracias a Peirce, agregando que la
vida misma es semiosis. Declara también que la lengua es el último logro del
proceso semiótico transformacional, cuerpo-mente-cultura. La lengua es un
efectivo medio cognitivo para la modernización del mundo, de acuerdo con
Sebeok, sostiene Danesi.
Cuando Sebeok mismo
hace su planteamiento sobre la semiótica, tiene que comenzar partiendo de un
modelo de comunicación, el de Jakobson, definiendo un mensaje como un signo,
como una sucesión ensamblada de signos, desde un productor de signos, desde una
fuente apta, hasta un receptor o destino. Todos los reinos, el reino mineral y
vegetal, están marcados por mensajes, pero sólo en el mundo humano hay mensajes
verbales, declara Sebeok. El ser humano tiene dos repertorios de signos; el no
verbal y el verbal. Esto hace extraordinariamente importante los sentidos,
desde el punto de vista biológico y le da importancia al código, y a los
signos, que es el dominio actual de la semiótica.
Sebeok dice que los
seis factores claves (mensaje, código, fuente y destino, canal y contexto) separados
y conjuntamente constituyen el rico dominio de las investigaciones de la
semiótica, comprendiendo siempre al signo como central, algo que está para
alguien por otra cosa. Sebeok postula que el cerebro y la mente son en sí
mismos un sistema de signos, siguiendo a Peirce, según el cual el universo
entero está representado por signos, si no está compuesto exclusivamente de
signos.
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