Reino
Unido adoctrina sobre el trato a los turistas según su nacionalidad con vistas
a los Juegos Olímpicos
WALTER OPPENHEIMER - Londres
- 15/08/2010
Los españoles gritan y gesticulan
al hablar, pero eso no es señal de arrogancia. No le guiñes el ojo a un turista
de Hong Kong. Evita el contacto físico si viene de la India... Puede parecer un
catálogo de tópicos pero es una guía para que los londinenses no metan la pata
durante los Juegos Olímpicos de 2012 y el Reino Unido mejore posiciones en la
tabla que mide la calidad de la bienvenida que 50 países dan a sus visitantes.
España está bien colocada:
cuarta, empatada con Nueva Zelanda y solo superada por Canadá, Italia y
Australia. Pero los británicos están en la posición 14. VisitBritain, un
organismo que trabaja en colaboración con el Gobierno y la industria para
promover el turismo, quiere así "ayudar desde los hoteleros a los taxistas
a proporcionar un servicio más eficiente y útil que tenga en cuenta las
necesidades culturales" de los extranjeros. ¿Y qué mejor para ello que
tener una idea más clara del visitante y alguna pista sobre lo que no hay que
hacer?
¿Quién no ha visto sonreír a un
turista japonés? Pero eso no significa necesariamente que el buen hombre esté
feliz. "Los japoneses tienden a sonreír cuando están furiosos,
avergonzados, tristes o decepcionados", advierte VisitBritain. Además, les
puede parecer de mala educación que te dirijas a ellos con las manos en los
bolsillos, que les mires a los ojos o que te suenes la nariz.
Si el turista viene de Hong Kong es mejor no guiñarle
un ojo porque se considera grosero. Tampoco hay que señalarles con el dedo
porque es como si te dirigieras a un animal: hay que hacerlo con la mano
abierta. Los chinos de Hong Kong son muy supersticiosos y mencionarles la
pobreza o la muerte les puede ofender. Tampoco es adecuado hablarles de pobreza
a los mexicanos. Ni de inmigrantessin papeles o de la guerra de 1845-46 que
perdieron contra Estados Unidos y que les significó la entrega de Texas al
vecino del norte. Con un brasileño es mejor no hablar de cosas personales como
edad, salario o algo parecido a un elogio a Argentina.
A un árabe le molesta que le
digan lo que tiene que hacer y le encanta que les demuestren un cierto
conocimiento de su cultura: nunca le preguntes si quiere bacón con los huevos
del desayuno ni le sirvas vino aunque esté incluido en el menú.
No le llames americano a un
canadiense ni le des las gracias a un chino cuando te haga un cumplido: hay que
demostrar humildad. "Los chinos son famosos por comunicarse diciendo las
cosas sin decirlas. Tendrás que aprender a leer entre líneas. Usa solo blanco y
negro en las presentaciones gráficas porque los colores tienen significados
importantes en la cultura china", dice el texto.
Los españoles son de carácter
fuerte, muy expresivos, habladores, directos y francos. "Tienden a hablar
muy rápido y muy alto y el tono suena imperativo, aunque eso no significa que
intenten mostrar superioridad o enfado", advierte el manual.
Lamentablemente, aunque hablan mucho, solo uno de cada cuatro es capaz de
mantener una conversación en inglés por lo que es muy conveniente que los
folletos informativos estén traducidos al castellano. Sobre todo si hay
versiones en italiano y japonés.
Los españoles, añade la guía,
disfrutan comiendo y fuman como carreteros pero beben menos de lo que se podría
esperar de un país que produce tanto vino. Les encanta contar chistes y reírse
de sí mismos. Su ancestral machismo está declinando y España es hoy "una
sociedad muy igualitaria".
Los portugueses, en cambio, se
manejan bien en inglés y si algo les molesta es ser considerados una rama de
España. Son nostálgicos, tolerantes, acostumbrados a enfrentarse a otras
culturas y es difícil ofenderles. No son muy calurosos y expresivos "pero
si te dan los buenos días es porque lo sienten de verdad". Para ellos las
apariencias son importantes y les gusta vestir bien. Su sociedad está muy
jerarquizada y respetan la autoridad, pero eso significa también que esperan
que les traten con respeto.
A los franceses no les cuesta
nada criticar pero hay que ser pacientes con ellos. También en la mesa: nunca
hay que retirar el pan hasta el final y si piden agua no les traigas un vaso,
sino una jarra. Ah, ¡y sin hielo ni limón!
No pierdas los nervios delante de
un alemán porque es señal de debilidad; levántate cuando entra una persona
mayor en la habitación; no grites; no pongas los pies encima del sofá o de la
mesa; no masques chicle en público; no hables con las manos en los bolsillos y
cuidado con el uso de los dedos: señalar con el pulgar hacia arriba en señal de
aprobación es de mala educación y apuntar a tu propia sien con el índice es un
insulto. ¿Y dónde no?